Es reconfortante comprobar la llamativa repercusión del Año Santo. A pesar del ritmo de los tiempos actuales se observa que Santiago de Compostela sigue siendo un foco de atracción humana tan intenso que constituye un complejo fenómeno antropológico. En tiempos de un preocupante materialismo que implica la pérdida de los valores humanísticos, es un motivo de esperanza contemplar el paso de miles de peregrinos cruzando los campos variados que recorre el Camino de Santiago. Lo plástico de la visión esconde otras interpretaciones. El Camino tiene un significado especial. Los siglos han ido dotándole de un código de signos tan variado que todos los seres humanos pueden encontrar en él su personal sentido de la vida. Varían las motivaciones que alientan esta experiencia itinerante, pero el peregrino actual, en un alto porcentaje, lleva a cabo su experiencia viajera con parecido espíritu al de otros tiempos. En el fondo, quien recorre el camino, se recorre a sí mismo buscando el reencuentro íntimo y renunciando a las comodidades materiales. De ahí la virtud de terapia personal que ofrece.
Otra información:
Fotografías: Miguel Sánchez y Puri Lozano
Textos: Nicolás Miñambres
Descripción: 269 p. ; 30x24,5 cm
Encuadernación: Cartoné
Agotado