Los Picos de Europa leoneses constituyen una realidad antropológica y física que no ha recibido el reconocimiento justo ni a veces la delimitación precisa. Buena prueba de ello es la tendencia popular a considerar estos espacios con vinculación únicamente asturiana o cántabra, cuando la parte leonesa de Picos es la extensión superior. Es cierto que estas tierras han tardado mucho en empezar a reivindicar unos límites que, siendo propios y relevantes, han quedado con frecuencia al albur y el interés de los que los rodean. Por ello, se hace necesario reivindicar una realidad que constituye buena parte de la esencia leonesa. Y la reivindicación empieza por su conocimiento. Sólo la información veraz y objetiva puede poner al hombre moderno en camino hacia la verdadera reivindicación.
El Valle de Sajambre tiene su comienzo en el Puerto del Pontón, donde nace también el río Sella que discurre aglutinando aguas de fuentes sonoras – Fuente Jonseya, del Infierno, la Jaya- a través de la espesura de un hayedo denso y umbroso que cobija al oso pardo y al urogallo cantábrico, y que poco a poco va dejando más espacio a los prados hasta alcanzar las tierras bajas en las que hallaron cobijo las gentes y sus pueblos: Pío, Vierdes, Ribota, Soto y Oseja, capital del valle. Pueblos deliciosos y entrañables por la hermosura desbordante de su arquitectura tradicional y por la exuberancia del paisaje que los rodea.
Además de recorrer el Sella y los pueblos de Sajambre es obligado subir a Vegabaño y descubrir la fantástica foz de Los Beyos.