En octubre de 2006 un
grupo de cinco experimentados montañeros y espeleólogos encontraba dos
esqueletos humanos en una cueva de La Braña-Arintero (León).
Tras una larga serie de peripecias y estudios, este hallazgo fortuito se ha convertido en uno de los hitos científicos más relevantes de la historia de la evolución humana y ha cambiado el panorama genético de la prehistoria. Distintos expertos han concluido que este excepcional hallazgo se corresponde con los esqueletos de dos hermanos varones, de 35 y 40 años de piel morena y ojos azules correspondientes al mesolítico, con una antigüedad en torno a 7000 años.