El Búho Viajero

A partir de Cistierna, dejando atrás recuerdos de indómitas montañas, se abre ya la Ribera, y el Astura descubre un discurrir más sosegado, solazando su andar en mil meandros. Docenas de pueblos beben en sus orillas; algunos aplastados por su historia urdida en fecundo patrimonio. La despoblación, como todo fantasma, no se atreve a exponerse al reflejo de su propia miseria. Mas queda la esperanza sembrada en nuevas flores, proyectos que concretan Gradefes, Mansilla, Palanquinos o la vieja Coyança. También esto es la vida y es el Esla.