El Búho Viajero

Las peñas formidables, las mullidas camperas, el vértigo en los riscos, la tersura en las vegas, las hoces retumbantes, las tabladas serenas, la ventisca en los puertos, las lagunas amenas, canchales, praderío, sabinares, choperas, manantiales de hielo y caldas milagreras. Palacios y cabañas, torreones y escuelas. Calechos, filandones, 
romances y leyendas de reyes extasiados, de famas ganaderas, épica y desventura de medievales gestas. Los pueblos sumergidos, las memorias sin tierra. Desde sus fuentes en la Babia Alta hasta el final generoso por tierras de Ordás y La Ribera, fluye el Luna armonizando un universo de excelsitud y mesura, turbación y sosiego, diafanidad y bruma, encanto y desengaño, fortaleza y renuncia, júbilo y melancolía...